El intenso drama que vimos el año pasado en la Ciudad de Las Vegas no ocurrió. La FIA ha hecho bien su trabajo este año y no hemos tenido a ningún fan a punto de demandarlos. Esto no ha evitado algunos otras cosas, como el hecho de poder ver la carrera desde las cámaras de seguridad del estado de Nevada, o a través de las escaleras eléctricas que se encuentran cerca de una de las curvas y ahorrarse de esta manera los precios tan caros a los que se ofrecen los boletos de uno de los trazados más insípidos dentro de la Fórmula Uno actual (al que próximamente se le unirá el trazado de IFEMA).
Por otro lado, insípidos no han sido los resultados que hemos obtenido después de esta carrera. Finalmente, Max Verstappen ha conseguido su preciado cuarto título mundial. El segundo más difícil en su carrera y el segundo que más se le ha visto disfrutar. Si bien, Lando Norris no fue un rival, toda la carga que supone no tener el coche dominador, y la incertidumbre de cuestionarse si el coche va a funcionar como debe hacerlo cada fin de semana, han supuesto un esfuerzo doble para el neerlandés, quien gracias a las decisiones de Red Bull en algunas carreras y a su determinación, evitó que la brecha de puntos entre el y Norris se redujera a un solo dígito. Con sus aparatosos movimientos en Austria, Austin y Ciudad de México, se ganó el repudio de la prensa británica, a la cual con simples resultados callo en Interlagos, cuando medio paddock aplaudió la masterclass impartida por el y no la que la Fórmula Uno intentó venderle a la gente.
Con 27 años de edad y 10 años de carrera en la máxima categoría, Max ya está a la altura de los campeonatos de Alain Prost y su colega, Sebastian Vettel. Uno puede pensar que en 2025, Verstappen tiene asegurado el quinto título, sin embargo, en el futuro cercano se ve más complicado que el de este año, y no solo lo pienso yo. Recientemente, Pierre Waché se ha sumado a esta idea considerando que Ferrari ha pulido todos los errores del SF23 este año, salvo uno que los retiró de una posible lucha por el campeonato: el rebote del suelo. Si este último ha sido corregido y no se vuelve a repetir el siguiente año, no solo McLaren estará en la lucha desde el inicio.
Con este contexto, es imposible no sentir que una era en la fórmula uno está llegando a su fin. Los pilotos de la era “Drive to Survive” ya se encuentran en la mitad de sus carreras y no son más las jóvenes promesas (Albon, Gasly, Leclerc, Norris, Russell, Sainz, Stroll y el propio Verstappen). La juventud llega este año en un nuevo asalto rookie, con Antonelli, Bearman, Bortoleto, y posiblemente Colapinto y Lawson.
Quizá este sentimiento de despedida se deba al hecho de ver un final tan abrupto del dominio de Vettel cuando Mercedes llegó a cambiar el orden de la parrilla con un nuevo motor.
Los astros se están alineando de una forma muy similar a ese lejano 2014 (coincidentemente): un piloto tetracampeón más cerca de los 30 años que de los 20,
una escudería dominante que se está tambaleando cuyo futuro cercano es incierto, el fin de la era de un reglamento y la llegada de nuevos pilotos. En este vasto mundo de posibilidades, las coincidencias existen, así que este escrito puede que no tenga mucho sentido, pero este pensamiento no solo lo comparte su autor, es colectivo a través de las redes sociales.
El tiempo puede darnos una sorpresa ya sea para bien o para mal. Dentro de poco, podremos decir que habrán 22 pilotos en la parrilla gracias a la introducción de Cadillac, así que la expectación de un futuro mejor en el deporte ya se puede apreciar desde estos momentos.
¿La fiesta en el desierto continua? Si, vamos a Catar. 🇶🇦
¡Gracias por leer! Nos leemos en la próxima edición
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