Twitter: @CarlosAVM_
Después de una campaña intensa en redes sociales, el menú era interesante, 16 bandas que incluían a viejos conocidos(no por edad) como Ruina de Jade y Flashdance, así como bandas noveles como Parasol; quienes todavía no han grabado; o los anfitriones Club Felino.
La cita, La Quinta Herradura, ubicada en el municipio connurbado de Santa Lucía del Camino a escasos 10 o 15 minutos del centro histórico de la capital oaxaqueña.
Llego corriendo al lugar y hay que reconocer que la iniciativa propuesta por Club Felino, fue de lo más interesante, reunir a todos esos proyectos que no han tenido la oportunidad de girar por el circuito natural de oaxaca; todos los bares del centro.
Lo primero que me doy cuenta es que cuentan con staff desde la entrada, para procurar que el evento se lleve a cabo de la forma más ordenada y segura posible. Una revisión de rutina, como aquella banda llamada Niños Héroes y pa’ dentro.
Calle Madero, con un par de canciones juventud y mucho empuje logró conectar con el público presente, que en ese momento era considerable, aún y cuando la lluvia amenazaba con aparecer.
Luego de un par de minutos de problemas técnicos, Capitán hizo su aparición con todo y que hace apenas unos días robaron sus instrumentos. Poder, destellos de punk y rayando el Thrash, un buen dominio del escenario y mucho ímpetu, cumplieron y sorprendieron, ya que se salieron del molde.
Interesante la propuesta de Cristal Lights, quienes en un estado donde todo es algarabía, se ubican del lado un poco más obscuro al dedicarse a deleitarnos con su propuesta de post punk revival, siendo el punto máximo su última canción que transportaba a una escena muy ochentosa.
Azul de Viena, tardó un poco en arrancar su show, pero esto debido a la dificultad técnica que implica su propuesta, un sonido envolvente con el uso de de distintos instrumentos, creando atmósferas y un juego sonico increiblemente divertido, 15 minutos le quedaron cortos.
En este punto, un poco por la edad y otro poco por el clima que empezaba a refrescar, vino un punto álgido; el turno en el escenario de Parasol y Ephymera; dos propuestas extremadamente energéticas y que urge que colaboren. Por un lado los provenientes de Xoxocotlán, Parasol, traen un especie de rock-pop-punk que se adorna con la interacción con el público; por el otro lado Ephymera, muestra una propuesta de Punk/pop, que le pega al Happy Punk de una muy buena manufactura, con canciones de morritas y de nunca rendirse, hace que nos remontemos a esa escena de principios de los dosmiles.
La primera mitad del evento concluía, así como esta nota, la segunda parte vendrá en la siguiente entrega.