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Siete largos años ha pasado el mundo sin Víctor de la Cruz, quien en vida fuese uno de los más importantes guardianes protectores y promotores de la cosmovisión zapoteca. Hoy a la distancia vemos como muchos de los esfuerzos impulsados en su momento, han impactado en al menos un par de generaciones de escritores y creadores istmeños, especialmente de Juchitán.
El 9 de septiembre de 2015, el Istmo vería partir al poeta, traductor, investigador, lingüista, historiador y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
Teco de nacimiento y por convicción según cuentan, porque para ser teco hay que escogerlo, pasaría sus últimos días en el municipio de Laollaga, municipio istmeño.
Abogado de formación, pero lingüista de profesión, De la Cruz aprovecharía cada uno de los espacios a su disposición para fomentar las dos cosas que más amaba en el mundo: las letras y el zapoteco como una cosmovisión.
Una pluma como la suya, así como su carácter, hacen falta en un mundo que cada vez unifica la cosmovisión en un discurso universal, en donde el discurso elimina por decreto las diferencias que hacen tan rico al estado de Oaxaca.
La cosmovisión es resistencia y Víctor de la Cruz lo demostró; su recuerdo nos queda con todos sus textos, pero su labor y su herencia hoy es una realidad gracias a todas las autoras, autores y creadores que honran su recuerdo protegiendo el legado zapoteca que tanto amó.
Un futuro más verde no está peleado con el combate en contra del cambio climático y la empresa ropa deportiva Patagonia lo demuestra.
A sus 83 años Yvon Chouinard, pudo haber vendido la empresa que se valora en al menos unos 3,000 millones de dólares, sin embargo, la empresa ha sido transferida a un fideicomiso y a una asociación que lucha en contra de la crisis climática, para garantizar que la tierra sea protegida o al menos la empresa en cuestión haga lo posible para aportar a la causa.
Chouinard ha sentenciado con una frase a través de un comunicado emitido mediante redes sociales "La tierra es nuestra única accionista".
El ejemplo de Patagonia tendría que replicarse en un entorno en donde las empresas en el mundo siguen jugando a ser verdes, lamentablemente aún permean conceptos como la obsolescencia programada, que no hace más que promover el consumo desmedido y sucio en un planeta que pide a gritos que mejoremos como especie.
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