Por: Fernando Salinas
En 2017, Neymar fue comprado por el París Saint-Germain al Barcelona por la absurda cifra de 222 millones de euros, convirtiéndolo en el traspaso más caro en la historia del fútbol. A más de cinco años las consecuencias de este movimiento siguen surgiendo con algunos fichajes, y es que sin ver a futuro, los directivos del PSG crearon una especie de burbuja financiera.
Los jugadores que vienen de excelentes temporadas exigen recibir mucho más dinero para concretar sus fichajes, pues si Neymar que venía de temporadas en el Barça con sus luces y sombras pudo moverse al conjunto parisino a ese precio, es lógico pensar que ellos merecen recibir al menos un salario proporcional a ese nuevo estándar impuesto.
Antes de este movimiento, los pagos a los jugadores no excedían los $100 millones de euros. Cuando el Real Madrid compró a Cristiano Ronaldo por $94 millones -una cifra más que ventajosa con el tiempo para el Madrid- la tendencia a la alza se aceleró. Con el fichaje de Gareth Bale, una vez más el Madrid rompió el récord, convirtiéndose en el primer jugador cuyo precio excedió las nueve cifras.
Para que un jugador como Neymar duplicará esa cifra, la desesperación del PSG debía ser inmensa. Si bien los jugadores con los que contaba en ese momento no eran malos, era necesaria una renovación para ambicionar torneos más competitivos cómo la Champions League.
Los petrodólares no fueron problema para los dueños del PSG y siendo conscientes del potencial que tenía Neymar a sus 26 años -el cual era opacado por Messi en cuestión de goles, asistencias y penales al estar ambos en el Barcelona- vieron en él una posibilidad de oro, aunque siendo sinceros la historia no cambió mucho para el Brasileño, sobre todo cuando Messi y Mbappé llegaron al PSG...
Ahora bien, tenemos por un lado una inflación en los jugadores. Precios ridículamente altos que no tienen mayor justificación que lo expuesto hasta ahora, y del otro tenemos a clubes con mayores presupuestos que otros, ¿qué puede pasar teniendo estas variables?
En primer lugar, la tendencia a subir los precios continuará, ya sea a petición del jugador o bien, de los clubes para sacar el máximo provecho de las ventas que hagan a otros clubes. A comienzo de año se habló del valor estimado de jugadores como Jude Bellingham, Vinicius Jr, Pedri y Gavi que rondan los 150 millones de euros cada uno, de acuerdo con el Centro Internacional de Estudios en Deporte (CIES).
La sobrevaluación monetaria de los jugadores nos lleva al siguiente punto: la rentabilidad para los equipos. No todos los equipos pueden costear los precios exorbitantes que se vienen manejando. El PSG tiene al tridente más letal del fútbol actualmente, y el Al-Nassr a Cristiano Ronaldo, con el que rompieron nuevamente el mercado de fichajes. Si muchos clubes europeos no tienen la capacidad financiera para pagar arriba de 30 millones de euros por un jugador ¿Será este el comienzo de una nueva etapa en el fútbol?
Una nueva etapa donde realmente se busque a lo mejor de lo mejor en las divisiones inferiores. Se piensa que en la primera división solo están los mejores, pero eso no es así, algunos dejan mucho que desear, más aún cuando una cifra exorbitante está de por medio.
Por otro lado, puede que la burbuja se detenga y al fin comience una regulación en los precios de los jugadores, pues los más afectados por estos precios son los clubes.
Mientras el poder se acumula sin medida en pocos equipos, el monopolio árabe comienza a acechar en Europa, y antes de que esto ocurra, el efecto Neymar debe erradicarse.
¡Gracias por leer! Enviar comentarios y sugerencias a: metropolisoax@gmail.com
Comentários