Redacción: Fernando Salinas
Los fans más acérrimos de Lionel Messi tuvieron que reconocer la mala racha que tiene para levantar la tan preciada Champions. 8 largos años de sequía se extienden a lo largo de su prime y después de, pues a pesar de jugar aun en la élite con un buen nivel, lejos está aquel debutante que arrasó con todo la década pasada, sobre todo a comienzos de la misma. Sin embargo, es curioso notar que aun cuando se habló de la delantera “más letal” que ha reunido alguna vez el Barcelona, la MSN (Messi, Suarez y Neymar), considerado el “mejor tridente ofensivo de la historia”, sólo pudo ganar una champions, mientras que su contraparte madridista, la BBC (Bale, Benzema y Crsitiano), conquistó cuatro, tres de forma consecutiva.
Ante esos tiempos que seguramente marcaron la infancia y adolescencia de toda una generación, nos topamos con este curioso fenómeno, y es que de alguna manera, Messi tiene una especie de maldición para ganar “la orejona”. Las malas rachas contra el Barcelona son desde mi punto de vista, mala suerte, sin embargo en el presente actual, el PSG tal cual está constituido, es un desastre. Haré una analogía sencilla. Supongamos que es el final de semestre y el profesor decide dejar un trabajo final y reúne a los estudiantes menos comprometidos junto a los mejores del salón, los más sobresalientes. Parece que en la ecuación ideal, los estudiantes más desmadrosos, como diría la chaviza, van a trabajar de acuerdo a lo que diga la experiencia y el talento. Sin embargo, lo ideal se separa de la realidad, ya que esos estudiantes aplicados sufren entre ellos de problemas de comunicación dado su carácter o sus individualidades. ¿El resultado? un proyecto entregado a medias, donde los estudiosos hicieron sus partes por separado y sus contrarios hicieron poco o casi nada por integrarse y platicar sobre el mismo.
Eso es el PSG a día de hoy: un equipo de tres grandes estrellas, pero carente de una identidad, de un líder nato que sea el símbolo del equipo. Mbappe compite con Messi (y con Neymar en menor medida) por la titularidad, los penales, y lo que le conviene más o menos al equipo. Teniendo a uno de los mejores de la década pasada, actual campeón del mundo, y a la nueva promesa, subcampeón actual y pasado campeón del mundo, es necesario un DT que tenga una personalidad los suficientemente experimentada para en primer lugar, unir a estos tres, y en segunda, replantear el medio campo del Saint-Germain, el cual es otro de sus puntos flojos, salvo Sergio Ramos cuyos esfuerzos fueron lo más rescatable del partido dominado por un Bayern que se caracteriza por tener todo de lo que el PSG carece, y encima, teniendo a la pesadilla de Messi, Müller.
Ante la salida de Mbappe que es un 60% que ocurra, y la de Messi, que comienza a sonar poco a poco, el PSG puede conseguir en Neymar la figura que tanto necesita. Para el brasileño es una mala suerte haber competido en los mismos tiempos que Ronaldo y Messi, pues fue en su momento top 3 del mundo. Esperemos que así como Cristiano es quizá, la máxima figura del Real Madrid, y Messi del Barcelona, Neymar lo sea para el PSG.
Tiempo al tiempo.
SIN EMBARGO, HOY POR HOY, EL EQUIPO DEL CAMPEÓN DEL MUNDO NO DA PARA MÁS
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