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El virus que apresuró la digitalización de la vida.


Texto: Carlos Villalobos // Facebook: CarlosAVM_ // Twitter: @carlosavm_ // Instagram: @carlosavm__


Aunque la digitalización de la vida ya estaba en un franco y amplio proceso, el distanciamiento social por COVID-19, aceleró el proceso de revolución de la digitalización.



En un día "normal", para quienes tenemos la fortuna de poder trabajar desde casa, se resume a despertar, revisar noticias, consultar la nube con la que estés trabajando para ver tus pendientes, checar el noticiero via Youtube, realizar tu labor(en este caso impartir clases, vía google Classroom), checar el chat familiar, ver un poco de videos chuscos, más pendientes en el chat laboral y así, todo gracias a distintas aplicaciones que usamos mediante nuestros dispositivos inteligentes.


Ante este escenario, se creó una paradoja muy peculiar, la tecnología, por si misma, no fue la causante para el cambio de la vida, un virus biológico ha sido lo que ha dado pie al cambio y a la digitalización de nuestras rutinas.


Ni en los análisis más ambiciosos de los tecnoptimistas más salvajes, hubieran predicho que hoy, empresas que nunca lo pensaron, se han visto obligadas a digitalizarse o incluso el mismo estado ha tenido que mudarse al ciberespacio. Hoy es un virus biológico lo que nos ha hecho dependientes de nuestros dispositivos, de nuestras plataformas y de nuestras caretas virtuales, mejor conocidas como redes sociales.

Cuando el problema sanitario ceda, va a ser primordial diagnosticar como nos relacionamos en el mundo físico, en el mundo virtual y entre estos dos. Porque a pesar de que hoy es un virus biológico el que nos ataca(y que nos tiene enclaustrados), nuestra dependencia actual al ciber espacio, va a generar que existan pandemias digitales. La inteligencia artificial, tendrá sus propias "emergencias sanitarias".


Más allá de lo que suceda, cuando por fin despertemos de este mal sueño, nos daremos cuenta que nuestros usos y costumbres habrán cambiado, desde nuestra nostalgia por libros impresos, la nostalgia por el olor a un salón de clases por la mañana o poder compartir un tentenpié con el compañero del cubículo de a lado; tendremos que reimaginar nuestro rol como individuos en una sociedad que parece pasar del plano físico, al plano virtual, tal como aquel libro Ready Player One.



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