Martín Vásquez Villanueva // @martinvasquezv
Es sin duda una buena noticia el anuncio de que veinte entidades de la República tienen el semáforo de riesgo epidémico en el color verde, incluyendo a Oaxaca. Los parámetros de nuevos contagios y ocupación hospitalaria han seguido a la baja y eso quiere decir que está funcionando el cuidado de la sociedad, por encima de las imprudencias que a veces se hacen patentes. Los altos índices de vacunación tiene mucho que ver, desde luego, y eso nos alerta a no bajar la guardia y seguir atendiendo las indicaciones de las autoridades y los expertos en salud pública. El semáforo verde no es una licencia para hacer lo que se quiera y olvidar la cautela y las medidas sanitarias. Es tan sólo una señal para, manteniendo la prudencia, reactivar más intensamente la vida social y económica.
La verdad es que el virus sigue campeando por todo el mundo, con sobrerrepresentación del continente americano, y es necesario recordar las huellas que ha dejado a su paso. Al corte del pasado 15 de octubre se reportó una cifra cercana a los 240 millones de casos confirmados de COVID-19 a nivel global, con casi 5 millones de defunciones. Ese mismo día se reportaron más de 400 mil nuevos casos y más de 7 mil decesos en 24 horas. La letalidad global reportada para esta enfermedad por la Organización Mundial de la Salud es de 2% y aquí es de hacer notar que los esfuerzos emprendidos en todos los países por contener y mitigar la infección han resultado altamente positivos, ya que con una población mundial de 7,800 millones de personas, un coronavirus actuando sin contrapesos estaría provocando muchas decenas de millones de muertes. La diferencia es contundente y se la debemos a las herramientas de la ciencia.
En México, al corte de ese mismo 15 de octubre pasado, la cifra total de casos confirmados de COVID-19 ascendió a casi 4 millones, con cerca de 300 mil defunciones totales. Destaca el hecho de que la mayor parte de los casos correspondientes a la tercera ola de la pandemia han ocurrido en el grupo de edad de 18 a 29 años, seguido del grupo de 30 a 39 años, lo que puede explicarse por dos factores: la vacunación temprana de los adultos mayores y la mayor movilidad de esos grupos de edad por motivos tanto sociales como laborales. La curva de contagios va claramente en descenso, pero todavía se reportaron alrededor de 40 mil casos activos, es decir casos positivos que inicaron sus síntomas en los últimos 14 días y que por tanto están todavía en posibilidad de contagiar a otras personas. Además, hay que recordar que la variante delta, que es la que principalmente circula en la actualidad, es hasta tres veces más contagiosa que la variante original, con un número de reproducción de entre 8 y 9, lo que quiere decir que cada persona infectada contagia a esa cantidad de personas.
En el contexto nacional, Oaxaca se encuentra en el lugar número 14 en casos totales confirmados, con casi 80 mil, y en el lugar número 27 en cuanto a la tasa de casos activos por cada 100 mil habitantes, con menos de 10, una tercera parte del promedio nacional. En números absolutos, los casos activos que tenemos en estos momentos son cerca de 600: la mitad en Valles Centrales y una cuarta parte en el Istmo; entre el viernes y el sábado pasados hubo 23 nuevos casos en Juchitán y 19 en la ciudad de Oaxaca. Aunque en la última semana hubo una reducción de 20% en el número de contagios en el estado y nuestros hospitales prácticamente están en sus niveles más bajos de ocupación, tampoco podemos olvidar que tenemos casi 5,400 oaxaqueñas y oaxaqueños que han fallecido por COVID-19, cada cual con nombre y apellido y una familia que le extraña.
Entre todas estas cifras y consideraciones, lo importante es que estamos en semáforo verde y la vida sigue. El turismo va al alza, se ve a más visitantes caminando por las calles y acudiendo a los restaurantes, la ocupación hotelera va en aumento, las líneas aéreas están cada vez más activas, las zonas arqueológicas y las playas tienen cada vez más movimiento, se activan otra vez las bodas y las convenciones, y en general se están recuperando los espacios que fueron tan lastimados por la economía en este último año y medio. La vida sigue y la gran lección que hemos aprendido es que no podemos dejar de cuidarnos, porque esta pandemia todavía no se termina de apagar y sabemos que vendrán otros virus. La vida sigue y ya vienen las fiestas del Día de Muertos, gran oportunidad para disfrutar sin descuidarnos.
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