Fernando Salinas // #SociedadDelEspectáculo
Con la inminente alza de precios en productos Bimbo que se ha suscitado en todo el país la población tiembla, aparentemente, mucho más que con la alza de precios de otros productos como el huevo, las tortillas, la papa, naranja etc.
Recordemos que México conserva los primeros lugares en padecimientos crónico-degenerativos, derivados del consumo irresponsable de azúcares y grasas en presentación de bebidas carbonatadas, harinas refinadas y jugos envasados.
Este consumo excesivo es el responsable de las enfermedades que año con año se llevan a muchos de nuestros seres queridos o, ¿Cuántas veces no han escuchado que algún conocido o pariente muere por complicaciones relacionadas con la diabetes?
El alza de los precios en estos productos no es del todo mala si lo vemos desde la perspectiva de salud.
Las familias mexicanas estamos acostumbradas a premiar los berrinches de los niños llevándolos a comprar una “chuchería” y de paso, algo de tomar (para que no se le vaya a atragantar el bocado a la criatura) que viene en forma de más azúcar y edulcorantes los cuales no son recomendados por especialistas por ser, posiblemente, causantes de cáncer y síndrome metabólico que evoluciona en resistencia a la insulina y finalmente, diabetes.
Esto no sería un factor alarmante (a no ser que tengas un hijo muy berrinchudo), pero estos “premios” no solo se limitan a esas situaciones. Tendemos a comprar botanas para las reuniones, las películas de las tardes y sin ninguna razón también. ¿Somos conscientes de los gastos extra que algunas veces hacemos?
No todo se limita a los infantes. Los adultos también son víctimas de este sedentarismo ¿Cuántos practicamos ejercicio o al menos un deporte con regularidad? A veces creemos que salir a caminar por lo mandados es suficiente ejercicio, pero dedicamos más de nuestro tiempo al ocio, las redes sociales y televisión.
Si hay algo positivo que podemos sacar de la inflación es que seremos más cuidadosos con lo que gastamos. Ahora nos lo pensaremos dos veces antes de ir a la tienda. Los $20 que cuestan unos “ChocoRoles” podrían ser los que completen un casillero de huevos; el pasaje de las mañanas para ir al trabajo; el medicamento que le recete el médico a los niños; el complemento para el tanque de gasolina, o el almuerzo que necesitaremos para aguantar la jornada.
La situación en todo el mundo parece que no mejorará pronto, aunque no necesitamos mirar mucho más allá de las fronteras mexicanas. Una crisis hídrica, conflictos armados a la alza y desapariciones son el pan de cada día para el mexicano, así que no está demás tomar medidas con el uso consciente de nuestro dinero. Los "antojitos" y "lujos" se han acabado.
Pero nunca se sabe. Estamos tan tentados ante las posibilidades que muchas veces gastamos por gastar.
Que irónico es ver a alguien quejarse de lo caro que está todo mientras manda a su hijo a la tienda por una Coca-Cola de $45.
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